Procedente del viejo continente, italiana de nacimiento, específicamente de la ciudad de Nápoles, hija de Alberto Tamburrelli y Rosa Lettieri de Tamburrelli, una pareja de inmigrantes que llegaron a Panamá en 1962, plasmaremos a través de estas cortas letras, la infancia, juventud y vida empresarial de Adele Tamburrelli, una mujer de mucho corazón y grandes sentimientos.
La llegada de Adele a suelo patrio, a bordo de una embarcación, ocurrió en el siglo pasado, allá por la década de los sesenta, cuando Alberto su padre, introdujo en la capital panameña, un negocio de heladería, actividad que más tarde fue creciendo, acción que motivó a su progenitor, a incursionar en el mundo de los restaurantes, trabajo que hasta la fecha, le ha ayudado a ella y a sus cuatro hermanos, a ganarse el sustento diario.
Adele Tamburrelli, narró a El Informe de David, que sus padres vinieron a Panamá, con la idea de cumplir un sueño americano, sin pensar que el trato de la gente, el calor de este país, la virginidad de sus tierras, el encanto y la acogida de los que aquí residen, los llevarían a radicarse y establecer su futuro, en una tierra que según su padre, era muy buena para probar cosas nuevas.
A los 19 años de edad, Adele se desliga de sus padres y decide trasladarse a la ciudad de David, para enmarcar así su propio destino, nos cuenta que en esta tierra, ha visto crecer a sus hijos, y ha podido ver su tercera generación, juntamente con su esposo Anel Alvarado, un hombre laborioso, que se desempeña como capitán en el Canal de Panamá.
El nivel de formación académica de Adele y sus hermanos, el cual calificó de bastante empírico, debido a que sólo realizaron estudios secundarios y algunos años de universidad, no ha sido impedimento para ser una persona exitosa, en cada una de las cosas que se propone, “siempre nos dedicamos a trabajar en el restaurante con mi papá expresó, pero en mi caso, quise conservar una pequeña raíz de las que tenía mi padre, y fue entonces cuando inicié con el negocio de corredores bines raíces, en la provincia de Chiriquí”, dijo.
Bienes Raíces Cariari, nombre comercial con el que se conoce la empresa de Adele Tamburrelli, tiene 20 años de estar en el mercado, sin embargo la parte gastronómica, no ha sido abandonada por esta mujer luchadora, ya que actualmente, es accionista de un reconocido restaurante, en el área comercial de la ciudad de David.
“El negocio de bienes raíces, es algo que antes no se estilaba en esta ciudad, dijo la entrevistada, hay que pensar primero en como ayudar a la gente a obtener una vivienda, así poder concretarles ese sueño de tener casa propia.
No obstante esta actividad, se hace un poco difícil, ya que la mayor parte de los chiricanos son agricultores, ese aspecto tampoco fue obstáculo para Tamburrelli, y es entonces cuando esa limitante se convirtió en una fortaleza, y deciden ayudar al sector agrícola, a conformar sus estados financieros, y sus compilaciones, para que de esa manera, ellos pudieran formar parte del negocio bienes raíces.
En la actualidad, la empresa que maneja Adele Tamburrelli, tiene mucho éxito, y ha crecido de manera formidable, al punto que pertenece a la Asociación de Corredores de Bienes Raíces (ACOBIR), a la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Chiriquí (CAMCHI), así como también a la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (APEDE), según comenta su regente, se espera un mayor crecimiento en este negocio, debido a muchos factores, que ayudan positivamente en su desarrollo.
Adele, dice creer en Chiriquí, por su potencial y su mercado, empero no duda en aclarar que hace falta más apoyo presupuestario, para que las infraestructuras y calles, sobre todo en una ciudad como David, la cual se puede mantener sola por su productividad, no afecte negativamente el negocio que hoy ella ejerce, y el cual la hace sentir una verdadera ítalo-panameña-chiricana.
El mundo empresarial que ha llevado dicha italiana en nuestro país, jamás se ha convertido en un obstáculo, para enseñar a sus hijos los valores y las buenas costumbres, según comenta ella, les inculca diariamente, que no pierdan el sentido de la familia y la buena comunicación, esos resultados los ha aplicado también en el ámbito laboral con su equipo de trabajo, y gracias a eso, puede decir con la frente en alto, que ha tenido mucho éxito.
Durante su infancia, en el hogar de Adele nunca estuvo de más un consejo, su padre y su madre, siempre le inculcaron la fidelidad, la honestidad y el respeto, sin importar la raza, credo y religión, se le enseñó también la importancia de ser precavida pero a la vez confiada, creyendo siempre en los demás, teniendo además la palabra como un papel sellado, esa que antes con un apretón de manos, significaba trato cerrado.
La historia de Adele Tamburrelli, nos dibuja una dama formada en la universidad de la vida, exitosa, preocupada por el hábito de la lectura, una mujer que reconoce que la vida es ensayo y error, y hay que levantarse y seguir, ella asegura sentirse orgullosa de si misma, de lo que ha hecho, mostrando siempre a sus hijos el respeto como jefa, madre y amiga.
Por todas esas cualidades, Adele se considera una mujer muy completa, que ha encontrado en los errores cometidos una enseñanza, mirando además las circunstancias como un reto para seguir creciendo, en resumen una dama de mucho corazón y grandes sentimientos, acotó.
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