Apesadumbrada por los pensamientos de haber fallado, en esa eliminatoria con miras al panamericano de ciclismo, a celebrarse en Guadalajara México, Julissa Ríos Hernández, llegó al hotel en el que se aloja, para luego mudar en su estado de ánimo, al descubrir se había clasificado de número 15 entre 62 de las mejores pedalistas del Continente Americano, en el giro cafetalero.
Luego del banderazo de cuadros, Ríos Hernández, arribó en la antepenúltima posición en la prueba final- un circuito cerrado-nos informó, sin embargo los jueces no tomaron en cuenta, sino hasta después de un rato, su salida la cual se dio dos minutos después de la partida de la primera competidora, tiempo que al sumársele, la situó de numero quince.
“La montaña y el alto nivel de las corredoras y los circuitos en extremo tortuosos fueron el factor determinante” señaló July. “Aquel que me sustenta-Dios-, no permitió que me retirará, porque la verdad mis fuerzas me habían abandonado”. Pero cuando ya no podía recibió, nuevas fuerzas, que le ayudaron a terminar.
Julissa Ríos Hernández, dos veces mejor ciclista femenina de Panamá nació y vive para este deporte. Asegura que sus bicicletas son una extensión de sus miembros motores.
Su alegría, sencillez y humildad, la caracterizan. Todos sus triunfos los atribuye a una fuerza superior, un poder que desciende de lo alto, contra el cual nadie puede, a un ser que no habita en casa hechas por la mano del hombre. “Todo lo que he logrado en este deporte, lo debo a Dios, creo que sin él, nada hubiese sido posible”, declara.
“La llanera solitaria”, como le llaman entre los ciclistas, debido a que le gusta salir a sus entrenamientos sola, inicia su carrera, a los quince años con precisión y dinamismo, cualidades que caracterizan a los buenos arquitectos, carrera con la que ha alternado su pasión por las pistas. De acuerdo, con sus palabras su intensión, nunca fue competir.
En 2005 asistió, como espectadora a una de las etapas del giro internacional a Chiriquí, quedando impactada y en sobremanera atraída por este deporte. Cuenta que al llegar a casa, dijo a Ramiro Ríos, su padre, -Necesito me regales una bicicleta-. Ok. Dentro de unos meses, será tu cumpleaños, allí la tendrás, afirmó el papá.
Efectivamente, allí se marcó el punto de partida para una carrera colmada de éxitos, en la vida de Julissa. El año siguiente, en 2006 fue invitada al evento de Mountain, en la ciudad Chitré, dónde en su debut logra dejar tras de sí, a muchos competidores masculinos; este hecho le infundió nuevas fuerzas para caminar la milla extra. En ese mismo año, viaja a Costa Rica, donde participó en los CODICADER, logrado el segundo lugar para Panamá, en la categoría Triatlón, deporte que siempre le llamó la atención; toda vez que antes, de ser ciclista fue corredora de velocidad, entrenada a los pies de Said Gómez.
Gómez, prestigioso atleta y medallista olímpico, confiesa que trató de hacer desistir a Hernández de la bici, pero ahora reconoce, que Julissa no se equivoco a elegir el ciclismo como su deporte insignia.
Liriola Hernández, su madre, la describe en tres facetas. “En el núcleo familiar, una hija obediente y honrada; como atleta, perseverante- le gustan los retos-increpa; y como estudiante, muy aplicada y objetiva” Ella, ama todo lo que hace. ¡Esa es Julissa… y, la amo!, ¡nunca se da por vencida!, agregó.
Sin discusión, su madre la conoce bien, al decir que le gustan los retos; ya que en aquella ocasión, Julissa, tuvo que aprender a nadar en cuatro meses y los resultados fueron extraordinarios.
En triatlón de la Waira en Colón, del 2007 fue la última en salir del mar, luego de nadar más de mil 500 metros. “El factor determinante lo constituía, que nunca había braceado más de 600 metros, esto en aguas dulces”. Zambullirse en mar adentro, la asustaba. Pero, era un reto para ella. No le movía el deseo de ganar, sino de desempeñar un buen papel. “Estuve a punto, de abandonar la competencia, pero una vocecita dentro de mí-he creído que es Dios-, me alentaba”. Fue entonces cuando sus pies tocaron tierra, y de un salto, montó su bicicleta, he inició la persecución, casi imposible.
Las triatletas le llevaban seis minutos, en la delantera. Pero las capacidades, de aquel prototipo que raramente aparecen, en la tierra de los mortales y que muchos califican caprichos de los dioses; sacó la casta de campeona, que una vez dilucidó en ella “Toto” Palma y el corredor Mohamet Méndez. Después de un corto tiempo, el cual parecía eterno para quienes huían de ella tratando de no dejarle pasar, Julissa remontó el tiempo y colocándose en punta, fue la primera en hacer la transición, con una diferencia sobre sus rivales de tres minutos. Tiempo suficiente, para alzarse con la victoria.
Cristian Vargas, uno de sus compañeros de clases dijo que Julissa, cuando regresa a la universidad después de una de sus competiciones, retoma prontamente el paso. “Ella es muy aplicada y lo eficaz de su técnica sobre el pavimento, lo traslada al salón de clases a la hora de estudiar y resolver problemas”, expresa.
En 2009, luego de participar de la Vuelta a Costa Rica, con el histórico BCR Pizza Hut, obtiene la primera ponderación, como la mejor ciclista panameña; esto ya que el año siguiente también fue considerada.
Alvin Brenes del BCR, la convidó para esta ronda, con y fortalecer su equipo, ya que el pedalista istmeño, Mohamet Méndez le había hablado de las cualidades excepcionales de Hernández. Julissa, por su parte, creyó iría a trabajar para una líder ya establecida; sin embargo su desempeño a las pistas ticas, demostraron que ella merecía la casaca amarilla. Entre las diez mejores, figuró en esa oportunidad.
Rubén Solís Palma, quien le dicta la cátedra de diseño de la universidad Santa María La Antigua, declara que el nivel de profesionalismo de esta estudiante, la primera con estas cualidades, no es afectado por la actividad física que desarrolla.
La Madre Natura, le jugó una mala pasada, el 2010, en el Centroamericano, cuyo escenario fue Panamá, ya que un peroso, se le atravesó en el recorrido, tirándola a tierra; acción seguida del rebase de todo el pelotón. Al momento, estiró el brazo y quedando sobre su caballito de carbono-una extremidad más del cuerpo, según nos dijo- ejecutó lo que sabe hacer, las escaramuzas y ataques hasta el minuto final. Remató de cuarta, empero la pedalista considera esta fecha, una de sus grandes triunfos.
Recientemente, en el mes de junio, participó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Puerto Rico. La briza a 45 nudos en contra, provocaba que el pelotón se estirase cuan largo, como el camino de la serpiente. El terreno plano, similar a una mesa de billar, pero las condiciones no fueron las mejores. Inexistencia de un lugar para el descanso, para el equipo panameño, con todo Julissa acabó de octava. “Para mí lo más importante, no es el hecho de ganar, sino de poder decir, yo estuve allí”.
La joven pedalista, quien ahora inicia una nueva faceta como futura arquitecta, declaró jamás dejar su deporte. “Después de Dios y mi familia, esto-el ciclismo-es lo que más amó.” Sostiene, en tanto sonríe.
“Agradezco a todos los que han tenido que ver en mi desarrollo deportivo y profesional, en especial a mi madre, quien me ha brindando su apoyo moral y económico, al igual que a mi papá, Johana, Carolina y Génesis, mis tres hermanas, y desde luego, a Fabien Steiner, una persona muy especial para mí-sabrás, él me regalo la bici para el contrarreloj que utilice en Colombia-.
Su derrotero está fijado en continuar la práctica de su amado deporte y tomar una maestría en Arquitectura Bioclimática en una de las universidades del Brasil.
El alto nivel presentado por esta chica, se ha medido ante corredoras a quienes se les paga para se mantengan en el oficio. En Panamá, se adolece de un verdadero apoyo al deportista, al buen deportista, porque una cosa es descollar en el plano físico y otro muy distinto, hacerlo paralelo: físico-intelectual.
Si al transitar por la vía interamericana en Chiriquí, divisa a la distancia un ciclista movilizándose solo y a eso de 45-60 kilómetros por hora, tenga la seguridad que se trata de Julissa. Esa fue la experiencia el día que la entrevistamos. Ese día nos compartió, que su grande sueño sería la habilitación de un equipo femenino, para la vuelta a Chiriquí.